jueves, marzo 06, 2008

Medio lleno




Mi amiga Lore y su curso el arte de vivir, me ha estimulado de manera significativa una parte que yo siento muy mía, soy un apasionado de las culturas orientales. Hoy pensaba mientras desayunaba en la felicidad. Reflixiona en los momentos difíciles que viví en las últimas dos semanas, donde estuve atrapado por una emocionalidad negativa. Estuve triste, enojado, frustado. Y lejos de escribir tips para salir, me gustaría compartir el esquema de pensamiento que usé para salir del pozo en el que estaba.

1) No perder la capacidad de acción generativa.
Podemos dividir la acción en generativa, reactiva y adaptativa. La primera es la que está vinculada con nuestra visión, con el objetivo que queremos lograr más allá de las circunstancias. La segunda, es lo que podríamos decir atajar penales. La tercera, es la deriva. Es ir moviendo la cintura para acá, para allá, en un baile que nos puede dejar en cualquier parte.
2) Mirarme a mi mismo.
Sin ser ombliguista, la idea es observarnos. Cuando decimos basta a una situación nos dividimos en dos. En el que nos llevó hasta esa situación y en el que no quiere el resultado de esa situación. La parte nuestra que dice basta! es nuestra parte comprometida con el cambio. Las conversaciones internas que tenemos a partir del basta, son las que nos van a sacar "del más de lo mismo".
3) Buscar la plenitud.
La cultura indú marca una diferencia sustancial entre ser feliz y estar en plenitud. La felicidad está siempre vinculada al mundo exterior y los resultados que podamos tener o no. La plenitud es la relación satisfactoria con nostros mismos.
4) Ser coherente.
Muchas veces decimos que queremos vivir una vida que luego no vivimos, decimos que queremos algo y hacemos lo contrario. Para mi la vida que vivo y que declaro que quiero vivir es el norte de mi cotidianeidad. Mi hacer tiene que estar en línea con la vida que quiero vivir. En cada dominio de mi vida tiene que existir esta coherencia. Hijos, amigos, clientes, salud, etc.
5) Cambiar la emocionalidad.
La emocionalidad está vinculada, también, a disparadores externos. Es de corta duración. Lo que nos permite intervenir en ella. Y cambiando la emocionalidad, podemos acceder a niveles de pensamiento más elevados. Y en este sentido accioné ( recordando las palabras de Leo Mertel) consagrando al alma. La consagración del alma tiene 4 pilares, según la mirada oriental: la risa, el llanto, el orgasmo y la meditación. El viernes tuve uno de los días más tristes de mi vida y por la noche fui hacer mi rutina al Bululú y la risa de los otros me ayudó a recuperar la mía. Llorar: lloré mucho un día de la semana pasada y fue liberador. Creo que desde que murió mi viejo no lloraba así. Bueno, lo del orgasmo ... tu sabés. Y sí, volví a meditar, después de años volví a cerrar los ojos, respirar profundo y buscar acallar la mente.


Y en este punto algo muy importante: vencer al miedo. El miedo no existe es sóla una conversación nuestra que nos limita la acción. Es un línea imaginaria que nos impide avanzar. Identificándo esa conversa, podemos simplemente pasarla por alto. Y buscar conversaciones que nos impulsen a diseñar acciones generativas.




Y todo es tiene una forma de hacerse efectivo. Haciéndolo. Como decía Carlitos Balá: el movimiento se demuestra andando. Just do it.

3 comentarios:

Lorena Frost dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Lorena Frost dijo...

Me alegrás el corazón porque siento que sos una de las pocas personas que me escucha con el 100% de atención y me conmueve haber aportado mi granito de arena para que no te instales en un bajón que tiene mucho menos sentido que el estar contento. Lo que pasó ya pasó y ya no tiene remedio. Hagamos cosas para que no vuelvan a pasar. Si te enganchás con problemas te enfermás, te estresás, te deprimís, no dormís, todo lo ves mal, lo importante es pedir ayuda y después, hacer. No queda otra.

Gustavo Saint Martin dijo...

Te quiero mucho, petisa mal hecha!

El autor.